La familia varietal de las garnachas nace de las distintas mutaciones y adaptaciones de la garnacha tinta y la hibridación de uvas en laboratorio.
Las otras garnachas: peluda, tintorera y gris
También en la Terra Alta puede encontrarse otra rara mutación de la garnacha tinta, la garnacha peluda, cuyo nombre hace referencia a la textura aterciopelada de sus hojas (el propio fruto no tiene vello: que nadie espere encontrarse con uvas peludas como pequeños ositos de peluche). Variedad muy minoritaria –de la que se contabilizan apenas unas 50 hectáreas en el mundo–, también está presente en otras zonas de Cataluña, Aragón y el sur de Francia: Banyuls, Rivesaltes y diversos territorios vinícolas del Languedoc-Rosellón (donde se la conoce como lledoner pelut). La garnacha peluda da lugar a tintos de notable frescura recorrido amable, aunque no exento de cierta complejidad y un cierto cariz salvaje. Ocasionalmente, esta uva se emplea en la vinificación de golosos dulces.
Singular es también la tercera mutación natural que modifica el perfil y color de la garnacha tinta para dar lugar a la garnacha gris, cuyos raros ejemplos pueden encontrarse asimismo en los viñedos de Tarragona. Al igual que sucede en el caso de otras variedades "grises" (pinot gris, sauvignon gris, etc.), las bayas lucen una extraña coloración, entre anaranjada y grisácea, mientras que el perfil organoléptico de los vinos elaborados con esta uva se sitúa en un terreno fronterizo, a medio camino entre los blancos, los rosados y los tintos. En Montsant, Terra Alta, Aragón y la sierra de Madrid se producen algunos de los escasos ejemplos de vinos concebidos a partir de garnacha gris de la península Ibérica.
Por fin, la quinta y última integrante de esta familia varietal es la colorida garnacha tintorera, cuya naturaleza es bien distinta a la del resto de la saga: es una uva híbrida nacida en un laboratorio. De hecho, es también conocida bajo el nombre de Alicante Bouschet, que rinde honor a su creador, el francés Henri Bouschet –experto en hibridación de variedades vitícolas–, quien en 1855 cruzó una de sus propias creaciones, la petit Bouschet, con la garnacha tinta. El nuevo varietal, de pulpa rojiza y extracto seco, tuvo gran aceptación entre los viticultores gracias a su enorme potencial de pigmentación. La creación del monsieur Bouschet fue el recurso oportuno para todos aquellos que anhelaban incrementar el color de sus tintos. Con este argumento, la variedad se expandió por el mundo, especialmente cuando los viñedos se replantaron tras la epidemia de filoxera, a comienzos del siglo XX.
En España, aunque la garnacha tintorera reparte su cultivo por diversas regiones, el territorio donde alcanza mayor concentración es la D.O. Almansa. Es esta pequeña comarca de la provincia de Albacete, a medio camino entre el Mediterráneo y la meseta castellana, donde coinciden las condiciones de clima y altitud (entre 700 y 1.000 metros sobre el nivel del mar) para que esta uva adquiera protagonismo en monovarietales de calidad. Aunque también hay tintos notables de garnacha tintorera en algunas zonas del viñedo del País Valenciano.
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