Pero aún quedan más tempranillos por probar. Porque tratándose de la segunda vitis vinisfera más extendida del viñedo español (después de la blanca airén), su cultivo se reparte por doquier: está presente en 28 Denominaciones de Origen y ocupa unas 231.000 hectáreas de viñedo. Desde el año 2000, las vides de tempranillo han incrementado su presencia en el territorio nacional en más de un 40%.
Existe, incluso, un tempranillo blanco, mutación genética del tinto que ofrece interesantes vinos blancos en Rioja.
En otras zonas, en cambio, se ha salido del numeroso "club": la tinta del Toro, considerada hasta hace poco una variación clonal de la tempranillo, con características propias por su adaptación a este singular terruño zamorano, hoy se considera una variedad propia y autóctona de Toro, aunque emparentada con la tempranillo.
La tempranillo tiene también gran difusión en el viñedo global, siendo la quinta variedad más cultivada del mundo. Sus vides se reparten por Portugal, Argentina, Uruguay, México, Australia, Sudáfrica y los Estados Unidos, entre otros países.
Vinos de tempranillo en el mundo
Y hay que añadir que el interés por esta uva no se circunscribe a España. Según un reciente informe de la OIV (Organización Internacional de la Viña y el Vino), la tempranillo ha conseguido situarse en la quinta posición del ranking internacional de las variedades tintas más cultivadas del mundo.
Aunque España acapara el 88% de la producción global, también hay excelsos tempranillos en Portugal –donde se la conoce como tinta roriz–, y está adquiriendo interesante protagonismo en Argentina, donde su cultivo supera actualmente las 5.000 hectáreas. También se elaboran vinos con esta uva en Uruguay, Chile, Brasil, México, California, Australia y Sudáfrica, entre otros países.