Si hablamos de los diferentes tipos de viñedos que hay en el mundo, principalmente podemos encontrar dos sistemas diferentes de plantación de la vid, por un lado, está la plantación de viñas en vaso y por otro las viñas en espaldera.
Viñedos en vaso
Podría decirse que este tipo de viñedo es el más tradicional, este método de plantación principalmente se caracteriza por no emplear alambres que conduzcan el crecimiento de las viñas. Mediante este sistema, este tipo de viñedo crece libremente, lo que provoca que obtengan una forma más redondeada y con menos altura.
Este tipo de viñedos son comunes en denominaciones de origen como los vinos Ribera del Duero o los diferentes tipos de Rioja.
Viñedos en espaldera
Ahora bien, si hablamos de las viñas de espaldera, este tipo de viñedos permiten conseguir una mayor producción de uva. Se trata de un método donde se emplean alambres para poder sujetar la viña, como si fueran viñas emparradas.
Está claro que la vid necesita unos factores clave para producir sus frutos, y la carencia de éstos puede determinar la calidad del vino. Por eso, independientemente del tipo de viñedo que se emplee para la plantación de las viñas, el resultado será un vino de calidad siempre que cuente con algunos elementos esenciales en la vendimia: los tipos de suelos en viñedos, luz, calor y agua, principalmente.
Ahora bien, si hablamos de tipos de viñedos, también podemos hablar de la nueva clasificación de Viñedo Singular de la D.O.Ca. Rioja, que distingue aquellos viñedos que están integrados por varias parcelas catastrales, con características y climatológicas propias. Viña Zaco, elaborado por Bodegas Bilbaínas, es un vino tinto que cuenta con unos rasgos y cualidades singulares y por ello ha sido reconocido con este distintivo, algo que le convierte en uno de los mejores vinos para regalar.
¿Cuántas variedades de uva existen en el viñedo global?
Aunque actualmente todo el mundo hable de albariños, verdejos, tempranillos y garnachas, el conocimiento de las variedades de uva no siempre tuvo una relevancia como la que ha adquirido en tiempos recientes. En los países con larga tradición vinícola, no hay que remontarse más que cuatro décadas atrás para situarse en un contexto en el que el nombre de las uvas era un asunto técnico que solo preocupaba al viticultor. La etiqueta del vino ni siquiera indicaba la composición varietal del origen del vino porque aquello tampoco contribuía a incrementar las ventas. Además, se presuponía que, si el vino procedía de Borgoña, estaría elaborado con pinot noir o chardonnay –dependiendo de su tipología– o mayoritariamente con tempranillo, en el caso de los vinos Rioja. Y así con el resto de las regiones productoras identificadas con sus variedades autóctonas.
Esta realidad, sin embargo, cambió cuando los países del llamado Nuevo Mundo vinícola –Estados Unidos, Chile, Argentina, Sudáfrica, Australia, etc.– apostaron por identificar sus vinos con la variedad de uva en primer término, revolucionando las técnicas del marketing en el sector. Porque esta nueva forma de presentar el vino, que equipara la variedad con una marca de vino, sintoniza mucho mejor con los anhelos de los consumidores de nuevos mercados, que perciben en las características organolépticas varietales algo más concreto que los rasgos de una región o el enigmático terroir.
De las 10.000 variedades de uva que se cultivan en el mundo, 33 monopolizan el 50% del viñedo.
Las 1.368 variedades de uva de Jancis Robinson
Ahora bien, el mosaico varietal que ofrece el ancho viñedo global es mucho más amplio de lo que se cree. Según afirma la experta británica Jancis Robinson en su libro Wine Grapes –escrito en colaboración con la Master of Wine Julia Harding y el genetista José Villamouz– pueden estimarse en 10.000 las variedades de uva que crecen en este planeta. Aunque en su obra, publicada en 2012, la conocida escritora reseña 1.368: aquellas que dan lugar a algún tipo de vino, elaborado y comercializado en cualquier lugar del mundo.
El libro de Robinson es oportuno porque basa su información en datos empíricos: contabiliza variedades a partir de vinos que se pueden adquirir y degustar. Todo lo contrario, sucede con las estadísticas, que presentan datos que desbordan la imaginación y –en algún caso– resultan paradójicos con la realidad del sector vinícola.
Eso es al menos lo que se desprende del informe Focus OIV 2017, el último que hizo público la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) con el objeto de conocer la distribución de las variedades de uva en el viñedo global.
Aunque el número total de variedades que se cultivan en el planeta pueda impresionar, hay que puntualizar que la cifra incluye también uvas de mesa y uvas pasa. Y que el papel protagónico se reserva a unas pocas variedades: de las 10.000 registradas, 13 monopolizan un tercio de la superficie absoluta de los diferentes tipos de viñedo, mientras que 33 ocupan el 50% del total.