04 de agosto de 2022
¿Cuánto pesa una botella de vino?
Federico Oldenburg, periodista especialista en gastronomía y vinos
Si bien la botella de vidrio está íntimamente ligada a la historia, origen del vino, imagen y comercialización del vino desde hace al menos tres siglos, el tradicional envase que se ha estandarizado para albergar esta bebida no está exento de polémicas. El debate que en los últimos años se ha generado en torno a este continente se fundamenta en el impacto medioambiental que supone su fabricación, así como en las consecuencias que desde una perspectiva ecológica acarrea su transporte en el contexto de un mercado globalizado.
Según los estudios realizados sobre el sector vinícola, la huella de carbono que genera la producción de una botella de vino es de 2.2±1.3 kg CO2. Aunque este índice toma en cuenta todos los procesos de elaboración, comercialización y consumo –desde la implantación del viñedo, la vendimia y hasta el embotellado y consumo, incluyendo la gestión de los residuos generados en cada etapa–, sin duda la incidencia de la fabricación y manipulación de la botella de vino tiene gran peso en la emisión de gases que provocan el efecto invernadero, un factor determinante en el deterioro medioambiental.
El peso de la botella de vino estándar de vidrio se sitúa actualmente entre 350 g y 450 g, alcanzando los 800 g en el caso de los espumosos.
El auge de las botellas de vino pesadas
Actualmente, el peso promedio de una botella estándar de vino (vacía) de 0,75 litros es de 350-450 g., que en el caso de los vinos espumosos se incrementa hasta 800 g, debido a su formato específico de medidas de botellas de vino, concebido para poder realizar la segunda fermentación en el propio envase. Cava, champagne y otros vinos burbujeantes del mundo exigen el empleo de un vidrio con mayor grosor, capaz de resistir la presión del gas carbónico, que se tendrá en cuenta para el peso de la botella de vino. Si bien es cierto, hoy en día hay muchas novedades en vinos, y puedes encontrar hasta vinos en lata.
Pero existen en el mercado, además de las botellas de vinos magnum, botellas de vino con un peso ostensiblemente mayor. Los grandes formatos, como la Salomon, con 18 litros de capacidad, pesa 43 kg (llena); mientras que la Primat, de 27 litros, alcanza los 65 kg de peso.
Más allá del volumen, el diseño también influye en el peso de la botella. Así lo constatan aquellos vinos que, para subrayar su condición de producto Premium vinos de edición limitada –o justificar su elevado precio–, se presentan en botellas de 0,75 litros de modelos específicos que superan ampliamente los 800 g.
La tendencia del peso de las botellas de vino extraordinariamente pesadas tuvo su auge hace no más de una década y se originó cuando algunas bodegas del Nuevo Mundo vinícola –especialmente de los Estados Unidos– decidieron emplear envases más voluminosos para embotellar sus vinos de alta gama, con la intención de destacar sobre sus competidores europeos, apegados a la tradición de mantener los diseños clásicos de botella bordelesa y borgoñona, empleando excepcionalmente el formato Rhin para algunos blancos. Esta estrategia de marketing fue tan efectiva que la moda de las botellas pesadas se extendió por todo el viñedo global.
El grupo Raventós Codorníu ha sido pionero en reducir el peso en sus botellas de vino, para disminuir la emisión de CO2 en distintas fases del proceso productivo.
El ejemplo de Raventós Codorníu
La sensibilidad, cada vez mayor, de viticultores y consumidores hacia la coyuntura medioambiental que atraviesa el planeta ha motivado una fuerte oposición al empleo de envases con un peso superior a la media. Así, en Canadá, el monopolio estatal de Ontario (Liquor Control Board) comenzó a aplicar recargos a las bodegas que no cumplen con el requisito de un peso de botella de vino máximo estándar de 420 g. Y en Francia, el Comité Interprofesional para los Vinos de Champagne presentó en 2010 la botella de 835 gramos, que reduce el modelo estándar, de 900 g, en 65 g, con el objetivo de disminuir las emisiones de carbono.
El objetivo de utilizar botellas de vino con un peso inferior para contribuir a la preservación del medio ambiente también se ha impuesto en España, donde el grupo Raventós Codorníu presentó en 2010 la botella Futuro, con un diseño específico para sus cavas y 100 g menos de peso respecto al modelo genérico, de 900 g, que entonces se empleaba para el embotellado de vinos espumosos.
Con esta iniciativa, Codorníu conseguiría reducir en más de 1.000 toneladas al año las emisiones de CO2. Un 11% menos de peso reduciría la emisión de gases en todo el proceso productivo, a razón de 25 gramos de CO2 por cada botella. La medida permitió también disminuir el impacto ecológico en la manipulación en bodega y el transporte del cava, así como en el reciclaje. Actualmente, se han reducido también los gramos de CO2 a 50 gr por botella, al haber reducido también en transporte, manipulación y residuo final. En este sentido, Codorníu ha sido siempre desde sus inicios una bodega pionera en la reducción de huella de carbono en el sector del cava.
Jancis Robinson y Carlos Delgado, la opinión de los expertos
La Master of Wine, crítica y escritora británica, Jancis Robinson, es una de las voces expertas que más se han implicado a la hora de sensibilizar a las bodegas y la opinión pública acerca de la importancia de reducir el peso de las botellas de vino. En España, Carlos Delgado, crítico vinícola de El País, también se posicionó en contra del empleo de los envases de vidrio con un peso excesivo, publicando en 2014, en su blog, un artículo titulado La insoportable pesadez de la botella, del que extraemos este párrafo:
"Vivimos en una sociedad donde el continente tiene la misma, cuando no más, importancia que el contenido. Se valora el aspecto exterior muchas veces por encima de las virtudes intrínsecas de un producto. Esta supremacía de lo accesorio sobre lo sustancial permite a los avispados profesionales del marketing otorgar una apariencia de calidad superior a productos mediocres. Eso no significa, por supuesto, que todo vino embotellado en vidrios de 800 o más gramos no pueda ser muy bueno, incluso excelente."
El debate sobre la cuestión del peso de una botella de vino es un capítulo más en la larga historia del vino y su relación con la botella de vidrio. Que, tres siglos después, sigue siendo el envase más adecuado para contener, transportar, almacenar y servir esta bebida. Especialmente, porque tiene la ventaja de ser un recipiente inerte, que no altera las características del líquido que contiene.
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