A pesar de que pueda parecerte que pizza y vinos conforman una extraña pareja, lo cierto es que su maridaje no es imposible. El plato nacido en Italia se alía a la perfección en la mesa con las creaciones de diferentes bodegas. El resultado es una experiencia que no dudarás en repetir en cuanto tengas ocasión.
Seguro que te has preguntado alguna vez ¿cuál es el mejor vino para comer pizza? Hoy te invitamos a olvidarte de los refrescos con los que hasta hoy has acompañado cada bocado de esta propuesta culinaria que admite multitud de variedades. Para ello, solo tienes que encontrar qué vino combina con pizza. Al dar con él, presta atención, ante todo, a la salsa. Es la clave.
Vino para pizzas con salsa de tomate
La salsa de tomate o, como se dice en italiano, passata di pomodoro es la más utilizada en la elaboración de diferentes pizzas. Al tomate, preferentemente de pera por no tener apenas semillas, se le añaden otros ingredientes. Para empezar, aceite de oliva virgen, un diente de ajo, un poco de sal y otro poco de azúcar. También se incorpora a la mezcla final orégano y albahaca.
El resultado es una pizza como, por ejemplo, la que recibe el nombre de margarita, en honor a la reina Margarita de Saboya. Contiene, como probablemente ya sepas, queso y un poco de pimienta negra molida. ¿Cuántas veces la has elegido para comer o cenar?
Aunque tu primer impulso sea degustarla con una bebida de cola, tenemos una idea mejor. Consiste en abrir una botella de vino rosado seco que resulte frutal al gusto, pero no demasiado dulce. Busca el equilibrio para que su unión sea la deseada. Por ejemplo, un Abadía de Poblet Rosado es una elección perfecta, proveniente de la D.O. Conca de Barberà, es un vino rosado para pizza que maridará perfectamente.
Esta popular salsa también casa con vinos tintos, siempre y cuando sean vinos tintos jóvenes. Ni vinos crianzas ni vinos reservas tienen cabida en tu mesa cuando la degustes. Recuérdalo para no cometer un error que arruine tu comida o tu cena.
Vino para pizzas con salsa blanca
Esta es una alternativa muy deliciosa a la elaborada con tomate. De hecho, cuenta con multitud de adeptos que no dudan en escogerla por su delicioso sabor. En su preparación se emplea leche o nata, cebolla, ajo y queso, preferiblemente parmesano. En ocasiones, esta receta integra aceite, harina de trigo e incluso mantequilla. Se completa con un toque de orégano, albahaca, un poco de sal y pimienta.
Si decides ponerte manos en la masa para prepararla tú mismo, procura que quede más bien espesa antes de verterla sobre la base de pan. Puedes servirla así o, si lo deseas, recurrir a más ingredientes. Las espinacas, las alcachofas y diversas hierbas constituyen opciones muy apetecibles, lo mismo que un extra de queso. Así, tendrás lista la pizza bianca o, en castellano, la pizza blanca.
El vino para pizzas blancas es, igualmente, el vino blanco. Este debe ser seco y de una acidez mediana, con notas calificadas de sedosas. Decántate por el Pinot, tanto el blanc como el gris, o por el Chardonnay. Los expertos aconsejan recurrir, asimismo, al vino espumoso o cava por sus características. Si lo eliges, será un auténtico éxito que te permitirá, además, brindar con quienes compartas mesa. Un vino para comer con pizza blanca que marida genial es el Royal Carlton Brut Nature de Bodegas Bilbaínas. Este vino espumoso quedará genial con tu pizza.