Aszú Tokaj 3 puttonyos es un vino dulce de la bodega húngara Oremus, fundada por Vega Sicilia, que solo se elabora en determinadas añadas, cuando la climatología provoca que los granos de uva se agrieten después de hincharse por la humedad y así lleven a cabo el proceso de podredumbre noble o “botrytis cinérea”, tan valorada en los vinos dulces naturales. Oremus Aszú Tokaj 3 puttonyos tiene un minucioso proceso de elaboración que culmina con un paso de 2 a 3 años por barricas ubicadas en las excavaciones subterráneas de suelo volcánico de la bodega. Este vino dulce con aromas a fruta de hueso, piña en almíbar, bizcocho y miel podrá degustarse incluso en las próximas décadas, pero ¿para qué dejar pasar tanto tiempo pudiéndolo descorchar hoy?
Limpia sobre mermelada de naranja, frutas confitadas y miel.
Elegante y fresco, con una acidez que lo convierte en un vino vibrante y aterciopelado.
La fermentación se realiza en barricas nuevas de roble húngaro.
La elaboración del vino Aszú (vino de lágrima) es un proceso minucioso que solamente es posible en buenas añadas y condiciones muy especiales que favorezcan el desarrollo de la Botrytis cinerea (podredumbre noble). Aún se basa en las medidas de hace cientos de años, añadiendo al mosto base, 3 cestas (puttonyos) de 25 kg cada una de uvas Aszú vendimiadas una a una y cubiertas de Botrytis.
Las uvas son maceradas durante dos días hasta que aumentan de tamaño, para después ser prensadas levemente. La fermentación se realiza en barricas nuevas de roble húngaro. Es un proceso lento que puede durar hasta dos meses.
La fase de crianza se completa durante dos o tres años en barricas de 136 y 220 litros, y finaliza con un año más en botella.
Las temperaturas suaves ayudaron a la formación temprana de la Botrytis.
Añada 2014
Un atípico invierno con temperaturas suaves y extremadamente seco en diciembre, dio paso a un comienzo de 2014 algo más lluvioso de lo normal. El calor en primavera aceleró el crecimiento de la planta y el ciclo se adelantó dos semanas antes de lo habitual. Gracias a un verano sin calor extremo y con lluvias intermitentes, la maduración recupera el ritmo natural. Las lluvias no cesan en otoño y las temperaturas suaves ayudan a la formación temprana de la Botrytis. La selección en la vendimia fue fundamental, con rendimientos muy bajos de 280 kg por hectárea que marcan el estilo crujiente y afrutado y la acidez refrescante, seña de identidad de los vinos Aszú.