Berta Bouzy de Bourlon ha tenido un papel en la historia de Mont-Ferrant que va más allá de la estricta historia vinícola. Y no porque fuera, a criterio de algunas personas que la conocieron, una cocinera excelente (como una mère instalada en nuestra casa), sino porque las circunstancias históricas la convirtieron en una madre coraje.
Coloración intensa.
Aromas discretos de vainilla. Se percibe la fusión de acentos de fruta fresca y hierbas aromáticas.
Gusto voluminoso y a la vez suave. Una madurez moderada y una contenida acidez confieren a este cava la agradable plenitud que lo caracteriza.
Recién llegado de hacer fortuna en las Américas y con la mente llena de ideas y proyectos ambiciosos, Agustí Vilaret fundó en 1865 la bodega Mont-Ferrant. Así, compró Mas Ferrant en la localidad de Blanes (Girona) y con el objetivo de convertirse en elaborador de champán plantó viñedos, construyó una nueva bodega y adquirió el utillaje necesario para elaborar el primer cava Mont-Ferrant. Desde entonces, los cavas Mont-Ferrant destacan por desarrollar una personalidad marcada por una acidez profunda, una gran capacidad de guarda y un carácter difícil de olvidar.
Mínimo de tres meses en botas de roble francés.
El 15% de los vinos base que componen este cava Gran Reserva han envejecido durante un mínimo de tres meses en botas de roble francés.
La climatología favoreció una buena maduración de la uva.
Las condiciones de 2011, con una pluviometría escasa y una temperatura suave a finales de verano, favorecieron la buena maduración de la uva.