La elaboración de este cava rosado permite poner en práctica una técnica específica, diferenciada de la de los demás cavas.
Las tonalidades rosadas que proporciona la Monastrell (un poco rojizas, parecidas a las de las fresas) son limpias, sin oxidación y con una persistente corona blanca.
El aroma es elegante, predominan las notas de frutas del bosque (fresas, moras, grosellas).
La textura es sedosa y el bouquet armónico. En boca resulta perfectamente redondo.
Recién llegado de hacer fortuna en las Américas y con la mente llena de ideas y proyectos ambiciosos, Agustí Vilaret fundó en 1865 la bodega Mont-Ferrant. Así, compró Mas Ferrant en la localidad de Blanes (Girona) y con el objetivo de convertirse en elaborador de champán plantó viñedos, construyó una nueva bodega y adquirió el utillaje necesario para elaborar el primer cava Mont-Ferrant. Desde entonces, los cavas Mont-Ferrant destacan por desarrollar una personalidad marcada por una acidez profunda, una gran capacidad de guarda y un carácter difícil de olvidar.
Maceración del mosto con la piel de la uva.
Maceración del mosto con la piel de la uva. El mosto flor -constituyente del futuro vino base- se obtiene mediante una breve maceración del mosto con el hollejo, lo cual provoca un enriquecimiento de aromas que sugiere nítidamente las frutas del bosque (fresa, mora, grosella). Fermentación a temperatura controlada de 16 °C y segunda fermentación en botella.
Elaborado con uvas de viticultores locales.
Mont-Ferrant se abastece de uvas de viticultores locales.