El suelo y su influencia en el terroir
El suelo es uno de los componentes más críticos del terroir. Cada tipo de suelo -arcilloso, arenoso, calizo- atesora una composición química única que impacta directamente en las distintas variedades de uvas. Por ejemplo, los suelos arcillosos tienden a retener más humedad, lo que puede influir en la acidez y en la estructura de los vinos. En 15 Bodegas, comprendemos la importancia de estos detalles y cómo afectan al perfil final de nuestros vinos. Estudiamos y respetamos la composición de nuestros suelos, asegurando que cada botella sea un fiel reflejo del terruño en su vino.
Como ves, es un concepto complejo y fascinante, esencial para comprender la diversidad y riqueza del mundo del vino.
Componentes del terroir
Terroir y vino con personalidad van de la mano. Analicemos algunos de los principales aspectos que componen el terruño y como afectan al resultado final en botella.
El clima
El clima es un pilar fundamental. No en vano, ejerce una influencia significativa en las características de cada vino. Elementos como la latitud, la altitud, la amplitud térmica, las horas de sol, las precipitaciones y la humedad relativa juegan un papel determinante en el comportamiento de la vid. Es importante considerar estos factores al seleccionar las ubicaciones de los viñedos, buscando las condiciones climáticas óptimas para cada variedad de uva. Por ejemplo, un clima más cálido y seco favorece la maduración y concentración de las uvas, al tiempo que un clima más fresco y húmedo puede resultar en uvas con mayor acidez, lo cual se refleja en el perfil sensorial del vino blanco. Un buen ejemplo de este tipo de vino es nuestro Leiras Albariño con sus aromas a pomelo y manzana y su retronasal a notas cítricas protagonistas de su uva.
La topografía
La topografía del lugar donde se localizan los viñedos es otro aspecto que incide en el terroir. La altitud y la inclinación del terreno varían la cuantía de las horas de exposición al sol y la incidencia del viento, lo que, a su vez, influye en el crecimiento y en la calidad de las uvas. Los viñedos situados en laderas empinadas, por ejemplo, suelen recibir una mejor exposición solar y ventilación, lo que redunda en la producción de uvas de alta calidad que permiten elaborar vinos complejos como los vinos tintos reserva. Además, la topografía también desempeña un papel importante en el manejo del agua. Así, los viñedos ubicados en terrenos inclinados son menos propensos a la saturación de agua y, por tanto, más propicios a obtener uvas concentradas y maduras.
Podemos decir que la interacción entre el clima y la topografía resulta esencial para definir el terruño de una región. Estos factores, en combinación con el suelo y las prácticas culturales, contribuyen a la singularidad de cada vino.
Innovación y tradición en el terruño
En el mundo del vino, la innovación y la tradición se entrelazan en el manejo del terroir. En este contexto, un aspecto que merece tu atención es la elección de técnicas de cultivo. La tendencia de cultivar el viñedo "franco de pie", es decir, sin utilizar portainjertos de origen americano, es un claro ejemplo de cómo las técnicas históricas están retornando para preservar la identidad y calidad de las vides. Estos métodos, que buscan una mayor armonía con la naturaleza y el terruño, tienen un impacto directo en la tipicidad y calidad de los vinos. Un buen ejemplo de estas técnicas son nuestros vinos de autor.
La influencia humana
El factor humano es igualmente esencial en la configuración del terruño para el vino. Desde la poda hasta la cosecha, cada decisión tomada por los viticultores y enólogos tiene un impacto significativo en las características finales del vino. En 15 Bodegas, entendemos que la interpretación y la intervención humana son componentes ineludibles. Cada elección, desde el manejo de la vegetación autóctona hasta la determinación del momento óptimo de cosecha, coadyuva a la singularidad de nuestros vinos ecológicos. Este enfoque holístico nos permite producir vinos que no solo reflejan su origen geográfico, sino también la filosofía y pasión de quienes trabajan detrás de cada botella.
El terruño, esa mezcla única de factores geográficos, climáticos y humanos, no es solo un concepto; es la esencia que define cada botella de vino. A lo largo de este recorrido, hemos descubierto cómo el suelo, el clima, la topografía y la influencia humana se entretejen para crear la identidad genuina de cada vino.
